





La explotación acuícola de Veta la Palma es hoy día una parte integral del ecosistema de Doñana, limitando la producción primaria del medio subacuático marismeño a un nivel sostenible, creando un nuevo humedal artificial aún tan rico y más estable que los antiguos humedales desaparecidos por efecto de la colmatación y de la desecación activa.
Los cultivos acuícolas mantienen el humedal de Doñana en un estado favorable de conservación, mientras las balsas de cultivo junto a las áreas de marisma que las circundan, constituyen un recurso espacial y trófico de primera importancia para la fauna de Doñana. Así por ejemplo, cada año miles de fochas y anátidas que se reproducen en el Parque Nacional y muchas de las cuales aún no han terminado su cría cuando la marisma se seca, se desplazan mayoritariamente a la finca Veta la Palma, donde el humedal artificial cuidadosamente manejado es capaz de aportarles las adecuadas condiciones de espacio, alimento y tranquilidad que requieren para completar su ciclo anual.
Por otro lado, la explotación acuícola de Veta la Palma constituye un activo de primera importancia para el desarrollo socio-económico del entorno de Doñana. Comenzando en 1982 con tan sólo 4 empleados, la finca genera hoy casi 100 puestos de trabajo directos y otros muchos indirectos. Además, por los beneficios económicos producidos y por las implicaciones territoriales de su gestión, esta explotación se ha convertido en una pieza clave del actual tejido empresarial de la comarca de Doñana.
Durante la migración prenupcial (febrero – marzo), Veta la Palma es ocupada por numerosas especies de aves acuáticas que utilizan las balsas de cultivo acuícola y la marisma circundante como escala de alimentación y reposo.
En la migración post-nupcial (julio – octubre), las concentraciones de anátidas y limícolas registradas en la finca presentan una importancia cualitativa y cuantitativa extraordinarias. Especies como el pato cuchara (Anas clypeata) y la aguja colinegra (Limosa limosa), migradores tempranos, llegan a nuestras latitudes en un momento en que el agua sigue sin estar presente en cantidad adecuada en el resto de las marismas de Doñana. En esta época del año, Veta la Palma es el único humedal del entorno capaz de dar acogida a estos contingentes de aves y de proporcionarles las garantías necesarias para su supervivencia, en forma del alimento y refugio que necesitan.